jueves, julio 03, 2008

¿Somos un estado fallido? 2a parte


Llegó a la elección del 2006 y el candidato de la derecha llega al poder en una cuestionada (con razón) elección que tuvo como agregado la acción negligente de las autoridades electorales.

Carente de legitimidad, con miles de personas en la calle pidiendo su cabeza, con las puertas cerradas del legislativo a negociar con él, buscó mostrar el ejercicio de facto del poder de la única forma que sabía hacerlo, mandando más militares al matadero, total solo son vidas.

Sin una estrategia clara, sin golpear sus operaciones financieras, sin bloquear el tráfico de armamento que viene desde los Estados Unidos, ni hacer cambios de urgencia en el marco jurídico para la lucha contra el narco (¿estado de excepción?) prefirió mandar operativos enormes a las ciudades, de esos que se ven impresionantes en las pantallas del noticiero nocturno de los medios domesticados, pero inútiles en la realidad, solo agudizó el carácter sangriento de la batalla. La semana pasada ya se llegó al número mágico de 5,000 ejecutados en el país.

La falta del aparato de inteligencia, desmovilizado en el foxiato y que fue entregado en este sexenio a uno de sus encuestadores de cabecera, causo la falta de golpes estratégicos y quirúrgicos. Esto no solo se puede ver en los problemas de combate al narcotráfico, recordemos la movilización de guerrillas que se creían desarticuladas desde épocas de Zedillo, e incluso haciendo atentados contra la infraestructura de hidrocarburos.

La inocencia, estupidez o la negligencia criminal no ha permitido que el gobierno actue en la proporción que se amerita. Es de conocimiento público, no se necesita tener información privilegiada, ni una visión impresionante, para saber el grado de penetración que el crimen organizado tiene en las fuerzas del orden, y no ha sido capaz de cambiar las estructuras de raíz, cientos de mandos medios asesinados, muchos, se sabe, por parte de sus subalternos, todos sabemos de municipios controlados al 100% por los cárteles, de campañas políticas llenas de recursos inexplicables.

La semana pasada podíamos leer en los medios un diagnóstico de Naciones Unidas donde se mencionaba que México contaba con el 6o lugar mundial por el tamaño de su crimen organizado, asegurando que entre el 50 y el 60% de los municipios del país era controlado por éste.

El miércoles 25 de junio Alfredo Jalife-Rahme en su columna "Bajo la Lupa" (La Jornada, México) cita a William S. Lind comparando lo que está pasando a México con Irak y Afganistán, países masacrados por nuestros vecinos del norte, "...la muerte en espiral del Estado mexicano parece haberse acelerado” (Space War; “Asuntos militares: hacia la ruta de México”, 5/6/08; cfr Jalife-Rahme.

Aduciendo que la lucha contra los cárteles cae dentro del concepto de guerra de cuarta generación, aquellas donde el estado ha desaparecido, no es necesario derrumbarlo puesto que es incapaz de interferir en sus actividades. Esto se logra controlando puntos clave dentro de un país “las fuerzas de seguridad, que usualmente no son difíciles de penetrar, a líderes políticos, quienes pueden ser comprados, chantajeados o ambos, y a ciertos elementos de los multimedia” Lind cfr Jalife-Rahme.

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