Uno de los problemas que aquejan al panorama urbano regiomontano es la desmesurada contaminación visual existente.
Y es entendible dado el alto poder adquisitivo de la ciudad, en comparación a otras zonas del país (y no se quejen que lo dice INEGI), ha atraido a cualquier cantidad de comerciantes que desean una tajada del gasto local.
Esto, aunado al oportunismo recaudatorio de algunas administraciones nos han llenado de panorámicos grandes, medianos, chicos, animados, en high definition, pululante, por todas partes, sin tregua alguna; y cuentan las leyendas de montañas que se esconden detrás de las luminosas estructuras.
El producto de temporada resulta ser, ante la inminencia del cambio de dios sexenal, la pulcra imagen (y sospechosos antecedentes) de aguerridos tipos que se dicen con la voluntad y capacidad necesaria para tomar los rumbos del país.
Te los topas en la TV mientras tomas tu sesión masoquista en el noticiero de la mañana, aparecen en las portadas de los periódicos, aunque algunos deberían encontrarse en la nota roja, uno acaba de autorizar cualquier cantidad de casinos a una televisora, a una semana de iniciar campaña; otro adelanta inauguraciones de obras poniendo en peligro la vida de la gente que se encuentra a su cuidado, otros aparecenen interminables spots que narran de logros faraónicos, de caminos a la nada.
Y falta un año señores, todavía falta un año. ¿Porqué permitirles el dispendio, porque permitirles que copen una agenda cargada de inevitables e impostergables, porque detener la forzada marcha del progreso? No hay mañana, lo se, y es por eso que se debe estar listo y seguro de llegar a la cita con la historia.
desde regias tierras, el chema
Epílogo
Hace 13 años.
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