Tomado del Excelsior 20/11/08
Martín Moreno
Los últimos días de Vasconcelos
“Por fin voy a ser procurador general de la República”, comentaba José Luis Santiago Vasconcelos antes del arranque del nuevo gobierno, seguro de que Felipe Calderón le cumpliría la promesa. Pero algo ocurrió y la balanza se inclinó por Eduardo Medina-Mora. Al experimentado jefe policiaco se le nombró entonces subprocurador jurídico y de Asuntos Internacionales, y su relación con el todavía titular de la PGR siempre fue ríspida.
Hace unas cuantas semanas, Santiago Vasconcelos fue llamado por el Presidente de la República para notificarle que en breve sería el nuevo procurador. Las cosas no iban bien y se necesitaban cambios de fondo. “Ha sido el sueño de toda mi vida y no lo voy a desaprovechar”, decía, eufórico, a su gente de confianza.
Inclusive, Calderón le pidió que se reuniera con el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, para comenzar a coordinarse. Así lo hizo Vasconcelos, a pesar de no tener una relación óptima con el jefe de la SSP.
Pero durante una reunión en la PGR, Medina-Mora le reclamó airadamente al subprocurador que se anduviera promoviendo como futuro procurador general. “Yo no me promuevo. Me lo ofreció el Presidente”, fue la respuesta de Vasconcelos. Sus colaboradores los dejaron solos. Quienes recuerdan ese momento afirman que se escucharon fuertes gritos durante la discusión.
Medina-Mora pidió audiencia presidencial para que se le aclarara su posible relevo en la PGR. Después de una conversación privada, Calderón se echó para atrás y decidió que Eduardo, con menor experiencia y capacidad policiaca que José Luis, continuara como titular de la dependencia.
Por segunda vez, Felipe Calderón le fallaba a José Luis Santiago Vasconcelos.
El jefe policiaco —también ex subprocurador de Investigación contra la Delincuencia Organizada—, ocupó después, por designación presidencial, la Secretaría Técnica para la Implementación del Sistema de Justicia Penal. Tenía ese cargo cuando murió en el avionazo del 4 de noviembre pasado.
Es conocida la animadversión que Medina-Mora siempre le tuvo a Santiago Vasconcelos. ¿La razón? El amplio reconocimiento que José Luis tenía tanto de la DEA como de otros organismos internacionales dedicados a la lucha contra el crimen organizado. Cuando sus enviados visitaban México, lo primero que pedían era entrevistarse con el experimentado Vasconcelos y relegaban a un segundo plano a Medina-Mora. Celos profesionales.
A partir de la muerte de Santiago Vasconcelos se ha mostrado, por parte de la PGR y de Medina-Mora, una indiferencia humillante contra la memoria de quien era considerado el jefe policiaco más importante del país. Inclusive, este desdén ha llegado a cuestiones personales.
Por ejemplo: cuando sus familiares llegaron a recoger los restos de Vasconcelos al Servicio Médico Forense del DF, la PGR —ni a través de la oficina del procurador o, en todo caso, de la Oficialía Mayor— se tomó la molestia de agilizar los trámites para la entrega del cuerpo mutilado del infortunado funcionario, con el fin de evitarle un sufrimiento mayor a su familia. Era cuestión de ética y hasta de piedad. Aún más: el trato que recibieron fue tan denigrante que los restos de Vasconcelos aún estaban dispersos en una de las planchas. Así se los llevaron.
La falta de reconocimiento a la trayectoria y la memoria de Santiago Vasconcelos —quien trabajó en la PGR desde 1993 y en no pocas ocasiones se salvó de morir a causa de atentados ordenados por el narco— ha provocado indignación no sólo en los medios policiacos, sino que se está convirtiendo en un desaguisado político para el presidente Calderón.
“El gobierno mexicano minimizó la capacidad de Santiago Vasconcelos, quien, antes de morir, por indolencia o simple descuido, enfrentó el peso de la indiferencia y de la incomprensión a su esfuerzo”, reprochó el senador Manlio Fabio Beltrones, con lo que evidencia la irritación que hay contra Medina-Mora por el innegable desdén a José Luis.
Y durante la serie de homenajes que se le han brindado, no han sido pocos quienes, públicamente y enfrente del procurador general de la República, han acusado que Vasconcelos no sólo sufrió la traición de sus compañeros dentro de la PGR, sino también de la institución.
Triste final de un hombre que soñó con ser procurador general de su país, en medio de amenazas de muerte, y terminó entre rencores producto de una vulgar actitud terrenal.
Epílogo
Hace 13 años.