La semana pasada paseando por el parque Fundidora de Monterrey me interno en el Centro de las Artes I, donde se ubica también la Cineteca de la ciudad para ver una de las exposiciones más polémicas de los últimos tiempos.
Fernando Botero, el pintor y escultor colombiano, era el creador de la exposición pictórica, compuesta de acuarelas, dibujos a lápiz o oleos, todos con un tema particular…la tortura
Abu Ghraib era su nombre, tomado de aquel acto de guerra que habría de romper con la falsa inocencia con la que cubre sus andanzas bélicas el Imperio, esas con la que adormece (¿embrutece?) a su pueblo y financia a la robusta industria armamentista estadounidense.
Fue en Abril de 2004 cuando empezaron a rondar las primeras imágenes de Abu Ghraib, cárcel iraquí donde el ejército norteamericano tenía encerrado a todas las personas de quien se sospechara eran partidarias de la resistencia , en ellas se mostraban algunos de las más terribles y humillantes actos de tortura, esos con los que se buscaba terminar de romper el espíritu de ese pueblo invadido y sometido.
Es en este contexto que Botero, producto de la rabia que le generó lo ocurrido, busco dejar patente de ello, que quedara huella, alguna vez Botero dijo que el arte era incapaz de cambiar el mundo, que la mayor importancia era la existencia perenne del mismo como memoria viva de lo ocurrido.