Algo raro pasa en la capital de México, raro para la visión del mexicano que es ajeno a la multiculturalidad y evolución que ha sufrido la sociedad capitalina en las últimas décadas.
Esta evolución se da a raíz de la convivencia forzada de un centro urbano que ronda los 20 millones de personas, multicultural producto de ese centralismo fatal, herencia de tiempos coloniales, que generó las grandes diásporas del México rural al artificial corazón de este país al grado de colapsar la capacidad de respuesta de sus gobiernos locales, los cuales tampoco brillaban por su eficiencia, alimentando la formación de una sociedad civil activa, contestataria y en la búsqueda de alcanzar reivindicaciones profundas y complejas.
Es así que la Ciudad de México se volvió un enclave liberal en el centro de un país evidentemente conservador, situación que se corroboró al estrenar su democracia local en 1997, donde se eligió al entonces líder moral de la izquierda, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, como primer Jefe de Gobierno Capitalino.
Pero la política es la política y estos representantes de la izquierda buscaba legitimarse mediante la implementación de programas claramente populistas ante la incapacidad, o temor, de implementar las reformas profundas que esa sociedad le exigía, ¿temor de que?, de la ruptura social que pudiera provocar, de una iglesia militante que se erigía en rector de la moralidad, de las empresas a las cuales habría de necesitar tanto para la inversión local como para financiar sus campañas y de un gobierno central en franca decadencia pero que seguía teniendo el control de las distintas medidas coercitivas del estado.
Pero algo pasó estas últimas elecciones, la desconfianza (cuando menos) de los resultados electorales y todo lo que esta detrás de ellos, el golpeteo vil a la capital por parte del gobierno central en donde duele (en el presupuesto), la complicidad de los medios en la imposición de la agenda de derecha e incluso el fin de las eternas campañas de Cuauhtémoc y AMLO, ha causado ruptura del Gobierno de la ciudad con aquellos poderes fácticos que imponían los límites de acción.
Habiendo vuelto a conectar al partido con las exigencias de cambio se ha autorizado en "fast track" algunas de las legislaciones más fuertes y controversiales de este país como el de la "Ley de Sociedades de Convivencia" la cual daba certeza jurídica a la unión de parejas del mismo sexo, además de la "Legislación para la despenalización del aborto" la cual creó más ámpula en la población que se encontraba en desacuerdo.
La parte más visible de este animo liberal de la capital se pudo ver el pasado fin de semana en el Zócalo, donde casi 20,000 mexicanos dieron rienda suelta a sus inquietudes nudistas ante la convocatoria del fotógrafo neoyorquino Spencer Tunick, con el apoyo logístico y económico de la UNAM, lo cual dejó perplejos a medios nacionales e internacionales los cuales no daban crédito de como este pueblo se ha estado quitando una a una las ataduras de los viejos dogmas, viejos prejuicios, viejas historias de represión y autocensura, y se mostraban al mundo entre el temor y la emoción queriendo gritar que eran pero no eran ya los mismos.
Epílogo
Hace 13 años.
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