No deseo hacer propaganda entre ustedes sobre un candidato en particular, ni voy a decir por quien voy a votar aunque los que me conocen saben de mi pertenencia y trabajo a favor de uno de los institutos políticos de mi país.
Es mi preocupación, mi real preocupación, el poco interés que tiene, entre la gente de mi edad, las elecciones de este año, sumidos en el torpe argumento de lo futil de la participación al no encontrar beneficio en alguna de las postulaciones con posibilidades de ganar, y no coincido.
Candidatos los puede haber en mayor o menor medida preparados, en mayor o menor medida comprometidos con una política de estado o con mayor o menor credibilidad, pero estas personas a final de cuenta van a tener acceso a una silla desde la cual habrán de incidir de manera clara y directa en tu calidad de vida en tus perspectivas de crecimiento y en la posibilidad de acceder a un futuro.
Es por eso que es mi deseo que escuche, que lean, que analicen, la propuesta de quienes quieren alcanzar la posición ejecutiva de este país, comparen equipos, comparen viabilidades de sus proyectos, no puede ser que caigamos de nuevo bajo el canto de las sirenas del desarrollo sin costo o indoloro, no se puede creer en aquel que franca burla te ofrezca la piedra filosofal, ni se puede creer en quien a cualquier costa desee acceder al poder.
Debemos ver por encima de la guerra sucia de las campañas, debemos hacer a un lado los prejuicios que nos heredaron nuestros abuelos producto de realidades nacionales incompatibles, debemos desconfiar de quienes se autocalifican de impecables y diamantinos, y que se hagan a la idea compañeros de la grandeza que esta patria les demanda.
Epílogo
Hace 13 años.
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